El uso de herramientas de seguimiento del tiempo de los trabajadores como Sesame ofrece un gran resultado. Permite mejorar considerablemente la productividad de la empresa, pues se conocen los puntos donde más tiempo se pierde o los momentos en que mejor se aprovecha.
Sin embargo, este control temporal también ha generado diferentes mitos sobre el seguimiento del tiempo en el trabajo. Por eso, tan importante como aprovechar estas herramientas es conocer los mitos y desmontarlos a partir de las realidades que se ocultan tras ellos.
Seguramente sea la leyenda urbana más repetida cuando se habla de seguimiento del tiempo. Quizá esto fuese cierto a finales del siglo XIX, cuando aparecieron los primeros mecanismos de registro del tiempo de trabajo; pero no en pleno siglo XXI. Han pasado más de 130 años, y el seguimiento del tiempo permite, entre otras cosas, facilitar la flexibilidad horaria o el teletrabajo. Además, el propio trabajador es el que puede activarlo con un simple clic.
Ni el seguimiento del tiempo de los empleados supone un control excesivo sobre el trabajador ni este queda encadenado a su puesto de trabajo. No se trata únicamente de analizar los fichajes o las horas que pasan realmente trabajando, ni de obligarlos a pasar las horas de su jornada laboral pegados al monitor del ordenador; el seguimiento del tiempo ayuda a gestionar mejor el tiempo.
Este mito sobre el seguimiento del tiempo en el trabajo está erróneamente asociado a los plazos de entrega, que son los verdaderos culpables del estrés. El resultado puede ser precisamente el contrario, relajar los niveles de estrés que causan los plazos de entrega ajustado, pues a partir de la monitorización del tiempo es más sencillo calcular cuánto tiempo llevará una tarea y asignar los recursos humanos y el tiempo necesario para llevarla a cabo dentro de un periodo concreto.
También los propios trabajadores pueden beneficiarse de ello, ya que al tener información sobre cómo gestionan su tiempo podrán aprovechar las métricas para preparar diferentes escenarios según su aprovechamiento. Así, podrás planificar mejor la tarea: los aspectos más complicados, las prioridades o elementos principales y las diferentes metas que se asumirán a lo largo del proyecto.
Relacionado con el punto anterior, hay quien afirma que la presión del seguimiento del tiempo acaba por quemar a los trabajadores. Sin embargo, a menudo esta es una excusa para no adoptar las nuevas rutinas necesarias para monitorear el tiempo de trabajo. La realidad dice que resultará más fácil trabajar únicamente las horas de trabajo y controlar estas horas, una forma muy útil de prevenir el síndrome del trabajador quemado.
Algunos detractores del seguimiento del tiempo en el trabajo aseguran que esta práctica va en contra de la motivación de los trabajadores, lo que minimiza su creatividad. Según esta (falsa) teoría, los trabajadores más creativos consideran que les corta las alas a la hora de dar rienda suelta a su imaginación, pues es un tiempo difícil de justificar.
De nuevo, la realidad dice lo contrario. Un trabajador creativo lo seguirá siendo, sin importarle si se utiliza una herramienta de seguimiento del tiempo. Es más, el seguimiento temporal puede llevarle a reducir el tiempo dedicado a tareas o rutinas administrativas para disfrutar de más tiempo de trabajo puro y duro. Menos distracciones, más tiempo para ser creativos.
En la mayoría de sistemas de control de tiempo en el trabajo, el propio empleado es el responsable de activar la herramienta. Algunos detractores de esta práctica afirman que es una carga de trabajo adicional para unos trabajadores que ya tienen por sí solos bastantes tareas con las que cumplir. Sin embargo, el objetivo del seguimiento del tiempo en el trabajo es precisamente el contrario: reducir la carga de trabajo, generando un ambiente de trabajo mucho más sano en la oficina.
Con o sin seguimiento del tiempo, los trabajadores deben fichar y registrar las horas trabajadas. Lo que hacen herramientas como Sesame es facilitar los fichajes, además de la gestión de ausencias, turnos o vacaciones, informar en todo momento de quién está disponible y quién no, etc. Además, cada trabajador sabe cuándo ha cumplido sus horas de trabajo, las horas extra e información que puede serle muy útil a la hora de gestionar mejor el tiempo de trabajo.
De nuevo, este mito viene asociado a una falsa creencia. En este caso, que el tiempo de trabajo se monitoriza exclusivamente para convertir las horas de trabajo efectivo en el sueldo del trabajador. Para ponerle una etiqueta según lo que trabajo. Y de nuevo, la realidad dice que va más allá. Puede servir para convertir las horas trabajadas en horas, pero hay más:
Es importante que la empresa sea capaz de transmitir este mensaje, que haga ver a los trabajadores que utilizar este tipo de herramientas, además de seguir las horas trabajadas y prevenir el robo de tiempo, sirve para generarles un feedback que pueden poner en práctica en su día a día.
Para combatir estos mitos sobre el seguimiento del tiempo en el trabajo es necesario tener amplitud de miras, mirar más allá del bosque y no quedarse en los árboles. El trabajador es el primer beneficiado, pues podrá mejorar su forma de trabajar, a la vez que se simplifican y agilizan procesos como solicitudes de vacaciones o días libres.