Las vacaciones de verano son el momento ideal para desconectar del trabajo y disfrutar de unos días de asueto, de romper con la rutina. Pero también pueden servir para marcar un antes y un después al establecer objetivos laborales. Una vez finalizadas las vacaciones, la vuelta al trabajo puede ser el momento adecuado para hacer un cambio de chip y modificar la forma de trabajar.
Vamos a ver una serie de pautas para mejorar la productividad en la vuelta al trabajo, que también ayudarán a superar el famoso síndrome postvacacional.
Una de las peores cosas que se pueden hacer es volver a casa por la
noche e ir a la oficina la mañana siguiente. Lo ideal es pasar al
menos un día en casa para recoger maletas y prepararse para
volver al trabajo. En este día, se puede aprovechar para planificar
qué se hará en el primer día tras las vacaciones. No suele ser
el día más productivo, pero sí que es importante tener claro lo
que debe hacerse, o lo más importante. Es una buena forma de no
verse abrumada nada más poner los pies en la oficina.
A la hora de organizar tareas, hay que hacerlo por prioridades.
Si tenemos una lista con todo lo que hay que hacer en el primer día,
nos resultará más fácil detectar las prioridades. Siempre es
preferible empezar con tareas pequeñas o acabar lo que había a
medias y esperar unos días a asumir nuevas tareas. Es la mejor
forma de ir cogiendo el ritmo poco a poco y evitar agobiarse el
primer día. Todo el mundo necesita un breve periodo de adaptación
tras las vacaciones.
Activar el mensaje automático informando de que estás fuera de la
oficina unos días es la mejor forma de evitar que se acumulen
correos urgentes en tu bandeja de entrada. Igual que con el resto de
tareas, es importante ser capaz de hacer una criba entre correos
urgentes, prioritarios y correos que pueden esperar. Asegurarte
de que se han solucionado los urgentes en tu ausencia es clave, y a
continuación se puede pasar a responder a los más importantes. Hay
correos que pueden esperar -si ya han esperado una semana, no pasa
nada por demorar un poco más su respuesta-.
Por muy medido que esté el día, siempre aparecen imprevistos. Por
eso, es necesario hacer pequeñas pausas los primeros días
para atender estos imprevistos, pero también para relajar la mente.
Además de aumentar los descansos, también es interesante
incorporarse mediada la semana para que la primera sea más
corta. Por ejemplo, volver un miércoles hará que trabajes solo tres
días y el fin de semana esté más cerca que si empiezas a trabajar
el lunes. Es una pequeña forma de autoengañarse, pero funciona.
Las vacaciones son un momento para desconectar, pero seguro que
también has tenido momentos para pensar en el día a día. Al estar
más relajado y menos estresado, puedes disfrutar de una visión
diferente a la que tienes en tu día a día. La vuelta al trabajo
puede ser el momento ideal para enfocar los retos y problemas
desde una perspectiva diferente que te ayude a superarlos. Puede
ser una buena forma de reducir el estrés. Al principio quizá cueste
pero podemos probar unos meses para adaptarnos a esta nueva forma de
hacer las cosas, por ejemplo hasta Navidad.
El regreso al trabajo tras las vacaciones de verano también puede
ser una excelente oportunidad de establecer objetivos laborales
nuevos. Igual que has tenido tiempo para reflexionar sobre cómo
hacer frente a los problemas, también puedes encontrar la motivación
para seguir creciendo o reorientar tu carrera profesional. Puedes
hacer algún curso o formación especial orientada a esas nuevas
metas que te permitan progresar en el seno de tu empresa.
Durante los primeros días es importante cumplir estrictamente con
el horario laboral. Es cierto que habrá más tareas pendientes
de lo habitual, pero el día no es solo trabajo. El hecho de
disfrutar del tiempo con la familia, especialmente antes de que los
niños vuelvan al cole, o con los amigos permite hacer más llevadera
la vuelta al trabajo. Tampoco hay que llevarse el trabajo a casa,
pues no hace más que aumentar los niveles de estrés. Hay que
desconectar.
¿El ambiente en el trabajo era malo antes de las vacaciones? Estas
pueden ser un punto de inflexión. Todos habéis tenido un tiempo
para resetear, desconectar del día a día y de los compañeros y
ahora llega el momento de hacer un esfuerzo por mejorar el
ambiente. Siempre habrá cosas que no nos gusten, pero podemos
trabajar por reforzar la comunicación, expresar nuestras opiniones,
hacer propuestas, etc. Si no funciona, siempre tendrás la
tranquilidad de haberlo intentado.
Puede parecer una tontería, pero en verano solemos olvidar la dieta y la vuelta al trabajo debería estar acompañada de una mejora de la dieta. Eso sí, hay que hacerlo con cabeza. Es un buen momento para apostar por una dieta equilibrada, baja en grasas, con presencia de las frutas y verduras, pescado o legumbres. Si te llevas la comida de casa, aprovecha el fin de semana o los días libres para preparar fiambreras saludables y no tener que recurrir a los precocinados. Hacer deporte y evitar las dietas milagro para quitarnos los kilos ganados en verano nos ayudará a sobrellevar el síndrome postvacacional.