La gestión de los proyectos está constituido por un conjunto de metodologías para planificar y organizar el procedimiento a seguir a la hora de abordar un proyecto. En esta línea, se organizan una serie de tareas, acciones, objetivos, recursos y un timing para gestionar correctamente el proyecto y que el resultado sea lo más productivo posible. Entre las diferentes metodologías que se pueden implantar destacan: la metodología secuencial tradicional, PMI, metodologías basadas en el proceso, la gestión del cambio o la metodología ágil. En este artículo te contamos lo que significa la metodología agile, cuáles son sus bases y los beneficios que puede suponer para la empresa.
Cuando hablamos de definir el concepto de metodología ágil hacemos referencia a una fórmula para desarrollar proyectos con un mayor nivel de flexibilidad y para orientarse a las necesidades de los clientes. Son perfectas dado que permiten adaptar el trabajo a las condiciones de un proyecto concreto. Básicamente se consigue aumentar la productividad y trabajar de forma independiente.
Ahora que ya sabes qué es la metodología ágil recuerda que se basa en los bucles de retroalimentación y su forma de trabajo establece un flujo de trabajo ágil en el cual se trabaja por periodos que se conocen como sprints. La división del trabajo por semanas y entregas hace que las etapas sean más productivas.
Con este método lo que hacemos en mantener la capacidad de tomar la mejor opción en casa momento sin llegar a comprometer el proyecto. Los métodos ágiles más empleados son Scrum y Kanban.
La capacidad de respuesta ante los imprevistos, la participación activa del cliente, las interacciones de las personas en los proceso y el uso de un software para hacer frente a la documentos son los 4 pilares de los métodos agile.
Implementar las metodologías ágiles en la gestión de proyectos conlleva una serie de ventajas y beneficios que no puedes ignorar, presta atención: